El Evangelio de Juan nos muestra la oración de Jesús, como ejemplo a seguir
15 Feb 2022
¿Alguna vez necesitaste hablar con alguien pero no tenías su número telefónico? Aunque tenías tu teléfono, saldo para hablar y tenías un mensaje que comunicar, era imposible porque no tenías el número de contacto.
El medio que Dios estableció para comunicarnos con Él es la oración y por medio de ella presentamos nuestros deseos delante de Dios por aquellas cosas que están de acuerdo a su voluntad[1].
La oración tiene la misma dinámica que una llamada telefónica. Todos podemos intentar hablar a Dios, pero solo hay un camino para que seamos escuchados… Jesucristo.
En el Evangelio de Juan se encuentran varios pasajes que nos pueden ayudar a tener una comunicación efectiva con Dios:
1) El camino es Jesucristo: Él dijo “nadie viene al Padre si no es por mí” (Juan 14:6). No existe otra forma o medio para llegar a Dios si no es por Su Hijo. Se necesita una relación personal con el Hijo para poder llegar al Padre en oración. A modo de ejemplo, Jesús es el único número donde se puede hablar con Dios y ser escuchados.
2) Tenemos que orar en el nombre de Jesús: No hay otro intercesor (Juan 16:23-24) La autoridad, justicia, amor, y palabras del Hijo deben ser el respaldo de nuestras oraciones. Solo los méritos de Jesucristo abren los cielos. No hay nombre más grande que pueda ser invocado delante de Dios y el acceso al Hijo es libre por medio de la fe. El corazón del Padre se abre por medio del nombre de Su Hijo.
3) Tenemos que orar por nosotros: Jesús oró por sí mismo (Juan 17:1-8). Su deseo era estar preparado para los momentos difíciles que le esperaba, ya que en breve sería arrestado y luego sería juzgado y crucificado. Él deseaba glorificar a Dios en todo. Así también tenemos que orar por nosotros para sobrellevar los problemas de una manera que demos gloria a Dios, actuando con paciencia, amabilidad, respeto, sabiduría y rogar “no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal”.
4) Tenemos que orar por el prójimo: Jesús oró por sus discípulos y los que habían de creer (Juan 17:9-26). Oró para los discípulos sean guardados del peligro que les esperaba y que tengan confianza en la victoria de Jesús contra el mundo. También oró por nosotros, para que creamos que fue enviado por el Padre para que creamos en Él y así dar a conocer el amor de Dios. No debemos ser egoístas, tenemos que aprender a orar también por el prójimo, para que crean en Jesús y tengan confianza en Su victoria contra las aflicciones de este mundo.
La oración es una consecuencia de la fe en Jesucristo como Señor y Salvador. Si verdaderamente has conocido el amor de Dios por medio de Cristo, sentirás una necesidad y gran alegría al poder orar y llevar delante de Dios todas tus cargas con la confianza de ser escuchado por los méritos de Cristo.
[1] Catecismo Menor de Westminster, preg. 98
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